Ulises Martin Ibarra

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De cuando el volumen alto no deja ver claramente

Posted at — Oct 30, 2022

De cuando el volumen alto no deja ver claramente.

Seguramente han notado que algunas personas que están manejando y requieren concentración visual bajan el volumen de radio o le piden al acompañante que guarde silencio porque no pueden ver bien con el ruido o sonidos altos :s. Pues yo soy de esas personas. Se me traslapan los sentidos, no están bien definidos, el corte en entre ellos se hizo con un cuchillo para untar mantequilla, sin nada filo.

Así que he pensado que el ruido quizás no es ruido o exceso de información sino falta de orden y armonía, imágenes e ideas acumuladas que no dejan ver claramente.

Por eso, ya hace unos años, se me había ocurrido que el arreglo y disposición de los objetos tiene injerencia en los acontecimientos. Que cual si fueran fantasmas o hilos invisibles o magia vudú, el orden de las ideas plasmado en forma de altar de día de muertos, los arcos “florales” de las trajineras, de los nombres “Ramírez” que adornan los trailers o camiones arriba de la cabina, la composición de la foto X (equis) de Saudek, o la Y (ye) de Witkin, y así en mil ejemplos, en todos y cada uno de estos arreglos se generaría una imagen-objeto que tendría influencia directa en el desarrollo de la vida.

Así que un día le plantee a mi amigo David (el Deivid) que necesitaba hacerlo todo así, todo, mi casa, mis trastes, mi cuarto, mi ropa, mis trabajos, mis acciones, mi comportamiento. Obviamente el David no hizo ningún comentario al respecto, no le ha de haber parecido cuerda mi hipótesis. ¿Qué fregados tiene que ver un adorno, un arreglo, la disposición de todas las cosas en el curso y desarrollo de los acontecimientos en la vida de mí persona? ¿Qué tiene que ver que una ofrenda, el acomodo de las fotos y flores en un altar que nunca he puesto, el orden en mi clóset y la disposición de los calcetines y los calzones, peor, el número de vueltas que doy sobre mi propio eje hacia la izquierda que para guardar el equilibrio tendría que ser igual que los giros que doy hacia la derecha pero con los brazos pegados a torso, qué tiene que ver pues todo eso y más, con que a mí me vaya bien o mal? ¿Es absurdo? Si, seguro que si, pero no dejo de pensar que algo tiene de cuerdo ese posible balance entre la estructura, la forma y el fondo con el buen desarrollo de los acontecimientos. Eso pasa con la fuerza de gravedad al final de cuentas. La cantidad de masa de unos objetos y distancia entre ellos influye en la fuerzas de atracción que las gobierna.

Recuerdo un capítulo de “Dimensión desconocida”, donde una persona tenía una especie de mecanismo, de máquina la cual había que poner “a punto” continuamente para que el mundo guardara un equilibrio y no reinara el caos, la muerte y los fenómenos naturales terminaran por derrumbar el mundo.

De esta forma entiendo la composición, no sólo usando las reglas básicas, la de los tercios por ejemplo, si no una visceral, no orgánica, si no intuitiva, una línea fantasmal, una fuerza psíquica que orilla a empujar más un elemento hacia una posición distinta, sólo por que así hay un equilibrio proporcionado por ese jalón de un hilo que existe en un lugar que es aquí mismo pero que de alguna manera es intangible e invisible pero esencial.

Por eso siento y pienso que la composición intuitiva es fundamental para mi, está en todas partes, conlleva razón pero también sentimiento. Y ahí se está librando una batalla todos los días dentro de mi ser, entre lo práctico y rígido de la ingeniería y ese mundo de la imagen. Justo ahí me encuentro yo sentado. No es que esté entre un chachachá y un vals, no, es más bien como cuando te pegas en algún lugar y sientes un sabor en la boca. Estoy seguro que todos lo sentimos, a poco no?

Y esta es la razón por la cual me he estancado en mi vida, porque no pongo nada a manera de altares, ofrendas, arcos, arreglos. Ni dentro de mi cabeza y mucho menos sobre lo tangible.

Lo se, no merezco el perdón de Dios.

Y en seguida unas imágenes provisionales.

Cocina de Alien, el octavo pasajero

Cocina de Alien, el octavo pasajero

Boca de tormenta

Bota de tormenta, CDMX.

Techo de vagón de Metro, de la CDMX

Techo de vagón de Metro, de la CDMX